Felipa del Pino

Felipa del Pino era una mujer delgada, alta, blanca, de cabellos rubios entrecanos. Vivía sola desde hacía buen tiempo. El marido y sus dos hijos un buen día partieron del pueblo y nunca más se los volvió a ver. Se decía, que luego de estar en el pueblo y realizar algunos buenos negocios se alejó dejando a su mujer, quien obstinada se quedó perseverando en los sueños que les trajo a estas tierras ajenas para ellos. Luego de varios años de soledad y algunos malos manejos financieros de a pocos fue perdiendo la cordura. De ser propietaria de varios terrenos y una pequeña parcela ganadera de pronto se quedó sin nada. Ahora vivía en las afueras del pueblo en una covacha a la vera de un camino solitario y se alimentaba de la caridad de sus vecinos sin querer aceptar su condición indigente. No perdía la costumbre de recorrer las calles polvorientas en algunas épocas y en otras como en ésta, llenas de charcos por las lluvias. Lo hacía cubierta con un abrigo largo y sucio, debajo del cua...