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Mostrando entradas de octubre, 2016

El dentista del pueblo

La mañana fresca agradaba a don Justo, porque le permitía trabajar tranquilamente. Estaba sentado frente a un artilugio a pedal que unido por correas y sogas delgadas articulaban una cadena de brazos que terminaban en una pulidora manual. No dejaba de pedalear aun cuando no pulía el pequeño diente de oro que en unos minutos debería de colocar a uno de sus clientes. Tras él una mesa desordenada, llena de piezas dentales a medio terminar y de instrumentos desperdigados sin ningún orden aparente. Trabajaba con ahínco, mientras escuchaba una llorona melodía de un “sanjuanito” en una emisora de radio. Constantemente observaba la pieza trabajada para dejarla con mínimas imperfecciones. El improvisado taller de trabajo estaba ubicado en la segunda planta de su domicilio y constaba de dos ambientes. La primera una salita de recibo con cuatro sillas que al usarlas dejaban al ocupante frente a una pequeña ventana que permitía ver la calle y por encima de las casas vecinas tenía una vista pano

Ilusión

Imagen
Los gitanos llegaron cerca del mediodía al pueblo. Muchos curiosos se arremolinaron para ver lo que hacían. El calor era muy intenso, el sol brillaba esplendorosamente, hacía mucho tiempo que no llovía, una nube de polvo se levantaba cuando de un camión destartalado caían bultos amarrados de formas tan raras como los rostros de estos personajes. Logré contarlos. Eran seis hombres que con el torso desnudo y sudando a mares trabajaban infatigablemente. Ocho mujeres con faldas enormes que arrastraban el suelo y de colores chillones, cuidaban de cinco niños y una, si solo una niña, pero no una niña cualquiera. Era la niña más linda del mundo.  Corría de un lado para otro mostrando su espectacular cabello dorado y sus hermosos ojos color miel, saltaba con un pie y luego con el otro, subía a un bulto y de allí pasaba al siguiente. Hipnotizado seguía sus movimientos, hasta que los varones lograron armar una carpa con rayas multicolores como sus vestidos y en ella entraron las mujeres y los