En un rincón olvidado del tiempo, un niño descubre el poder transformador de las historias gracias a la voz apasionada de una maestra que leía no solo con palabras, sino con el corazón. Entre cuentos clásicos y pasajes bíblicos, se va tejiendo una infancia marcada por la imaginación, la ternura y la lucha interna entre el deber y el deseo de soñar.
"Justo homenaje" es un relato de iniciación, un homenaje a los
educadores que siembran semillas invisibles y a los recuerdos que nos moldean
sin pedir permiso. A través de una mirada nostálgica y sincera, esta historia
nos recuerda que a veces basta una voz cálida para encender una vida entera.
Justo homenaje
Pablo Rodríguez Prieto
Permítanme
contarles la historia de un niño que, muy tempranamente, descubrió el
apasionante mundo de la literatura.
Un mundo que le
sirvió para construir sus propias fantasías, basadas en grandes historias
narradas, principalmente, por una de sus maestras, quien, convencida de su
vocación de educadora, cada día leía un párrafo —si no una historia completa—
que lo encandilaba y hacía soñar.
Tuvo la suerte,
este niño —conducido quién sabe por qué designios—, de recalar en una escuela
particular adventista. En casa, teóricamente, eran: papá evangélico protestante
y mamá católica, aunque indiferente. Roto, como estaba el matrimonio, así
también se encontraba la formación religiosa. En medio de esta ruptura, siendo
aún muy pequeño —tanto que no recuerda en qué momento sucedió— pasó a recibir
la influencia del abuelo materno, ante la ausencia del padre, siempre ocupado
en sus quehaceres y entusiasmado con sus inquietudes periodísticas.
Mirian era el
nombre de la maestra que le enseñó a descubrir el mundo de Simbad el marino, de
Alicia y su país de maravillas, de Colmillo Blanco, de Platero, del rey Arturo
y de tantos otros personajes que comenzaron a vivir en un mundo real, adaptado
a las condiciones geográficas que, desde el aula, salían a las calles, llegaban
hasta su casa y, finalmente, a su dormitorio. En sus sueños, estos personajes
se mezclaban con otros también fabulosos y excepcionalmente maravillosos, por
la ternura con la que llegaban a él.
Diariamente,
salían de la Biblia historias románticas como las de Rut, la hermosa reina
Ester, Samuel o Elías. Descubrió relatos fantásticos como los de Noé y su gran
barco, el soberbio Goliat, el sabio Salomón, el apuesto y necio rey Saúl, Jonás
y el gran pez, el buen samaritano, la multiplicación de los panes, la
transformación de Pablo y tantas otras.
Enamorada como
estaba la maestra, y en vísperas de su boda, cada historia se convertía en su
historia, y las narraba con tal fuerza que encandilaba a su menudo público.
Supo transmitir el amor por la literatura y, en este afán, ella disfrutaba
junto a sus alumnos. Enseñaba que soñar no cuesta nada y puede brindarnos mucho
a cambio; enseñaba que vivir en un mundo de sueños no significa vivir soñando.
El ambiente del
colegio, siempre grato, lo compartía con el trabajo que, desde temprana edad,
le impusieron. Sin que esto le impidiera seguir siendo niño y disfrutar del
juego en todo momento. El recreo se convertía en todo un reto de competencias y
habilidades. Disfrutaba haciendo lo que entonces estaba prohibido: las apuestas.
Solían poner una
moneda en el piso, delante de una hilera de ansiosos compañeros que afinaban su
puntería con las canicas que salían disparadas con las puntas de los dedos.
Estaba prohibido, es cierto, pero apenas los regentes se descuidaban, se
formaban los grupos de empedernidos apostadores.
Amante de la
lectura desde que aprendió a leer, apasionado por su entorno, como buen soñador
creía que todo podía cambiarse. Tal vez no lo logró, pero en el camino disfrutó
al descubrir que uno nunca termina de aprender, y que lo más importante es
intentarlo, antes que ser indiferente.
Esta historia
nunca se hubiera escrito si no fuera porque hoy, el que fuera ese niño, está
cumpliendo años.
Ya dejó de ser
niño, pero el recuerdo de esa época lo acompaña siempre, y considera justo el
reconocimiento a aquella sencilla y enamorada maestra que supo hacer de lo
simple una gran obra.
A veces, basta
una voz cálida leyendo un cuento para cambiar una vida entera.
Ojalá hubiera
más maestras como ella.
Comentarios
Me encanto este "justo homenaje", pocas personas le dan la importancia que tiene a la lectura de cuentos, a la fantasía.
Un cordial saludo y hasta pronto!!
Gracias también por compartirlos el día de tu cumpleaños porque nos haces el regalo tú a nosotros cuando debería ser al revés.
Que los cumplas muy feliz y que sigas escribiendo siempre como hoy!!
Un abrazo!!
Saludos
Buen relato.
Saludos.
saludos
saludos
Una historia preciosa, quién no recuerda la escuela...y a esa maestra que nos enseño a caminar por la vida... mediante sus clases, con sus enseñanzas morales en el camino de la vida... yo siempre la tengo presente, me inculcó tantas y tantas cosas.
Hace tiempo le escribí este poema, con tu permiso lo subo.
¿Quién no recuerda la escuela?
¡Los pupitres de madera!,
¡Y aquella redonda esfera!,
¡Y la gran pizarra negra!
¿Quién no recuerda la escuela?
II
Mi pequeña y gran escuela,
que a mí pensamiento asoma,
como la blanca paloma,
que la vida adora y toma.
III
A mí maestra le digo:
desde la tierra a la gloria,
sigue usted en mi memoria,
aunque ya no esté conmigo.
IV
Fue una segunda madre,
su entrega fue absoluta
nos enseñaba el cante,
la aritmética y la escritura,
la gramática con sus versos,
y también literatura.
¡Que Dios la tenga en la gloria,
por sembrar, amor y cultura!
V
A mis amigas de infancia
de un tiempo memorable,
¿Dónde todo era afable?
¿Dónde nada era arrogancia?
¿Dónde todas éramos una?
¿Dónde nadie era nadie?.
¿Quién no recuerda la escuela?...
Pablo, un placer pasar por tus letras.
Siento no haber podido visitarte como mereces pero aunque suene a escusa el tiempo no me dá tregua, la casa, el niño, el trabajo, los compromisos, Ventana Literaría...
y las revisiones medicas... hacen que no pueda estar siempre que quiero.
Te felicito de corazón pq todo lo que veo me gusta, te admiro y quiero un montón.
Besos de tú amiga Nati.
Hasta pronto.
Cariños y bendiciones para tu familia. VABY61