Caracolito


Papá, ¿Por qué los caracolitos no se ahogan dentro de la pecera?, preguntaba la niña mientras observaba el reciente regalo que había recibido ¿Por qué los peces no se comen a los caracolitos?, volvió a preguntar. Dejó de observar la pecera y miró a su padre esperando respuesta a sus preguntas. El padre sonreía y al ver la seriedad de la niña e intento poner cara seria.

Los peces tienen un tipo de alimento en el que no están los caracolitos, ellos no comen caracolitos. Los peces no se ahogan dentro de la pecera porque están adaptados para vivir debajo del agua.

Pero los caracolitos salen del agua y los peces no, aseguró la niña mirando fijamente a su padre. El padre suspiró y tratando de resumir su respuesta dijo que eran especies distintas. Los peces solo respiran dentro del agua, si salen del agua mueren; en cambio, los caracolitos respiran dentro y fuera del agua.

Te pregunto a ahora a ti niña curiosa, le dijo el padre a la niña, si las personitas como tú están dentro del agua ¿podrán respirar? La niña volvió a mirar a su padre con seriedad, papá ¿tú no sabes que los niños no pueden respirar bajo el agua? Pues claro que no, yo lo sé porque ya intenté hacerlo en la piscina y tragué mucha agua y no te lo dije para que no te enojaras. Se unieron en un fuerte abrazo y quedaron mirando lo maravilloso que era la vida dentro de una pequeña pecera.

Dos pequeños peces de colores nadaban indiferentes a las miradas curiosas, mientras un diminuto caracol caminaba lentamente sobre una pequeña rama bajo el agua. El papá se atrevió a romper el encanto mientras en voz baja decía:

 

Caracolito, caracolito

de mirada triste y lento caminar,

buscas tu alimento con mucho afán.

Caminas entre las rocas y trepas las ramas

intentando encontrar algo que te pueda alimentar.

 

La niña interrumpió diciendo, papá ¡es una poesía! ¿de dónde la sacaste?

No la saqué de ninguna parte que no sea del corazón, tú me motivas a ver las cosas simples con verdadera fascinación. Eres niña tú, la que hace poesía en cada pregunta. Sigue siempre así, que tu curiosidad te lleve a descubrir un mundo que muchos no podemos ver. Un mundo maravilloso al que aún falta descubrir. Y unidos en un fuerte abrazo continuaron mirando como la vida se desarrollaba en la también pequeña pecera.

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