Justo homenaje.

Permítanme contarles la historia de un niño que muy tempranamente descubrió el apasionante mundo de la literatura. Un mundo que le sirvió para construir sus propias fantasías basadas en grandes historias, narradas básicamente por una de sus maestras que convencida de su vocación de educadora cada día leía un párrafo, sino una historia completa, que encandilaba y hacia soñar.
Tuvo la suerte este niño, conducido quien sabe porque designios, de recalar en una escuela particular adventista. En casa teóricamente eran, papá evangélico protestante y mamá católica indiferente. Roto, como estaba el matrimonio, también así se encontraba la formación religiosa; en medio de esta ruptura, muy pequeño aún, tanto así que no recuerda en qué momento, paso a recibir la influencia del abuelo materno ante la ausencia del papá que siempre ocupado en sus quehaceres, viajaba entusiasmado con sus inquietudes periodísticas.
Mirian, era el nombre de la maestra que le enseñó a descubrir el mundo de Simbat el marino, de Alicia y su país de maravillas, de Colmillo blanco, de Platero , del Rey Arturo y tantos otros personajes que comenzaron a vivir en un mundo real y adaptados a las condiciones geográficas que desde el aula salían a las calles y llegaban hasta su casa y finalmente hasta su dormitorio; en sus sueños estos personajes se mezclaban con otros personajes, también fabulosos y excepcionalmente maravillosos, por la ternura en que llegaban a él. Diariamente salían de la Biblia historias románticas como las de Ruth, la hermosa reina Ester, Samuel o Elías; descubrió historias fantásticas como las de Noé y su gran barco, del soberbio Goliat, el sabio Salomón, del buen mozo y necio Rey Saúl, de Jonás y el gran pez, el buen Samaritano, la multiplicación de los panes, la transformación de Pablo y tantas otras.
Enamorada como estaba, la maestra y en víspera de su boda, cada historia se convertía en “su” historia y las narraba con tal fuerza que encandilaba a su menudo público. Supo transmitir el amor por la literatura y en este afán ella disfrutaba junto a sus alumnos; enseñaba que soñar no cuesta nada y nos puede brindar mucho a cambio, enseñaba que vivir en un mundo de sueños, no significa vivir soñando.
El ambiente del colegio, siempre grato, lo compartía con el trabajo que desde temprana edad le impusieron. Sin que esto le impida seguir siendo niño y disfrutar del juego en todo momento. El recreo se convertía en todo un reto de competencias y habilidades. Disfrutaba haciendo lo que en ese entonces se prohibía: Las apuestas. Solían poner una moneda en el piso delante de una hilera de ansiosos compañeros que afinaban su puntería con las canicas que salían disparadas con las puntas de los dedos. Estaba prohibido es cierto, pero apenas los regentes se descuidaban se formaban los grupos de empedernidos apostadores.
Amante de la lectura desde que aprendió a leer, apasionado por su entorno, como buen soñador creía que todo podía cambiarlo. Tal vez no lo logró pero en el camino disfrutó al descubrir que uno nunca termina de aprender, y que lo más importante es intentarlo que ser indiferente.
Esta historia nunca se hubiera escrito, si no fuera porque hoy el que fuera ese niño está cumpliendo años. Ya dejó de ser niño, pero el recuerdo de esa época, lo acompaña siempre y considera justo el reconociendo a aquella sencilla y enamorada maestra que supo hacer de lo simple una gran obra. Ojalá hubieran mas maestras como ella.

Comentarios

Rayén ha dicho que…
Casualmente he llegado hasta tu blog.Me quedaré por aquí porque he encontrado muy interesantes tus publicaciones.
Me encanto este "justo homenaje", pocas personas le dan la importancia que tiene a la lectura de cuentos, a la fantasía.
Un cordial saludo y hasta pronto!!
Unknown ha dicho que…
Gracias Pablo por compartir tus sueños descritos en esta pequeña y gran historia a la vez.
Gracias también por compartirlos el día de tu cumpleaños porque nos haces el regalo tú a nosotros cuando debería ser al revés.

Que los cumplas muy feliz y que sigas escribiendo siempre como hoy!!

Un abrazo!!
Mariana Marziali ha dicho que…
Hermoso relato!!! muy feliz cumpleaños!
Saludos
Narci M. Ventanas ha dicho que…
ojalá tanto maestros como padres fueran o fuéramos conscientes de lo mucho que influimos en la conducta y en el futuro de los niños.

Buen relato.
Saludos.
Pedro Aros Castro ha dicho que…
Es muy importante para un niño toparse que estos inspirados maestros, que pueden provocar que cuando adulto sepa valorar la vida y ser un adulto feliz, excelente relato, gracias por compartir
saludos
Pedro Aros Castro ha dicho que…
para seguir comentarios
saludos
EL AVE PEREGRINA ha dicho que…
Primeramente un gran saludo, ya hace que no paso por estos lares, espero que te encuentres bien.
Una historia preciosa, quién no recuerda la escuela...y a esa maestra que nos enseño a caminar por la vida... mediante sus clases, con sus enseñanzas morales en el camino de la vida... yo siempre la tengo presente, me inculcó tantas y tantas cosas.
Hace tiempo le escribí este poema, con tu permiso lo subo.


¿Quién no recuerda la escuela?
¡Los pupitres de madera!,
¡Y aquella redonda esfera!,
¡Y la gran pizarra negra!
¿Quién no recuerda la escuela?

II

Mi pequeña y gran escuela,
que a mí pensamiento asoma,
como la blanca paloma,
que la vida adora y toma.

III

A mí maestra le digo:
desde la tierra a la gloria,
sigue usted en mi memoria,
aunque ya no esté conmigo.

IV

Fue una segunda madre,
su entrega fue absoluta
nos enseñaba el cante,
la aritmética y la escritura,
la gramática con sus versos,
y también literatura.
¡Que Dios la tenga en la gloria,
por sembrar, amor y cultura!

V

A mis amigas de infancia
de un tiempo memorable,
¿Dónde todo era afable?
¿Dónde nada era arrogancia?
¿Dónde todas éramos una?
¿Dónde nadie era nadie?.

¿Quién no recuerda la escuela?...

Pablo, un placer pasar por tus letras.
Nati ha dicho que…
Hola hace tiempo que no pasaba por este Maravilloso lugar, puedo comprobar gratamente que sigue tan encantador como siempre.
Siento no haber podido visitarte como mereces pero aunque suene a escusa el tiempo no me dá tregua, la casa, el niño, el trabajo, los compromisos, Ventana Literaría...
y las revisiones medicas... hacen que no pueda estar siempre que quiero.
Te felicito de corazón pq todo lo que veo me gusta, te admiro y quiero un montón.
Besos de tú amiga Nati.
Hasta pronto.
ANA ROOS ha dicho que…
Gostei muito, sou professora e sou do tipo carinhosa, quero ensinar meus alunos a serem pessoas felizes consigo mesmas, mais do que saber tudo e só tirar 10, quero crianças que se sintam bem sendo elas como elas sejam, os livros as encantam, cada personagem lembra mais um ou outro aluno, cada um sonha o que quer quando ouve uma bela história, crianças são por natureza apaixonadas por histórias, mas não aquelas sem graça, mas aquelas que elevam a alma, tenho a oportunidade de viver encantando-as, as vezes eu paro tudo e leio para eles, sempre dou a eles a chance de pegarem os livros e se deliciarem sozinhos ou com os amiguinhos, queria poder fazer mais, só que fazemos parte de um sistema, tenho que ensinar outras coisas também, que também são importantes, afinal até pra ser um idealista é preciso saber das coisas da vida, ler, escrever, experenciar... Enfim, fiquei muito feliz ao saber que alguém assim tão sensível tá lá no meu blog, me seguindo, eu vou estar aqui mais vezes... e já te add no Facebook, bjus
CECILIA ha dicho que…
Hoy lo leí, esta muy tierno, y sin lugar a duda asi eres Tú, te felicito ¡ cuentame y que supiste de esa profesora ?
Anónimo ha dicho que…
Despues de mucho me di un tiempito y fue gratificante, pues con tu relato pude viajar a mi niñez, creo que cada uno tiene ese maestro(a)que deja una marca en nuestra vida y que merecen como el tuyo un justo homenaje. Gracias por los recordatorios, seguire visitandote.
Cariños y bendiciones para tu familia. VABY61

Entradas populares de este blog

La huida

Para otra vez será

Teretañas